Y además, un rey.

 

censura     La pasada tarde entré en uno de esos estados de enajenación transitoria, que a veces ocurren cuando uno está haciendo algo tan tedioso que no se necesita pensar en nada. De hecho, había salido a correr por el mismo camino que lo hago cada día, cuando me acordé sin venir a cuento, de una conversación mantenida hará casi veinte años con el que por entonces era mi cuñado mientras circulábamos en coche por la autopista de Los Ángeles, camino de su casa en Santa Mónica. La conversación fue más o menos así:

—¿Y qué régimen político tenéis allí en España? —me preguntó, sin desviar la vista de la carretera.

—Una monarquía parlamentaria —contesté.

—Ah, claro. El rey de España.

—Sí. Rey, reina y príncipes. Tenemos de todo.

—Y el rey es el que manda, claro —dedujo.

—Bueno, no exactamente. Nominalmente el rey es el jefe del estado, pero quien manda es el presidente del gobierno. El rey no toma las decisiones.

Eso pareció confundirlo por un momento.

—Entonces… ¿Tenéis también un presidente?

—Claro. Un presidente, ministros, un parlamento… El pack completo.

—¿Y quién elige al presidente? —preguntó— ¿El rey?

Ahí fui yo el confundido.

—¿Qué? No, claro que no. Lo eligen los ciudadanos en unas elecciones.

—Ah, ya veo —asintió, y mirándome de reojo añadió—. Como si fuera una democracia.

En ese punto, mi confusión se convirtió en súbita indignación.

—No como en una democracia —puntualicé, y puede que hasta alzando el índice aunque no podría asegurarlo—. España es una democracia.

Mi cuñado se volvió hacia mí con una irritante mueca escéptica pintada en el rostro.

—Pero no es de verdad ¿right? —insistió—. No es una democracia real, como en otros países europeos o aquí en Estados Unidos.

Si no hubiera tenido puesto el cinturón de seguridad creo que me habría puesto de pie en el asiento.

—¡Claro que es una democracia real! —vociferé exaltado— ¡España es un país libre y democrático! ¡Más que los Estados Unidos, seguramente!

 

Pues sí. Hoy me he acordado de esa lejana conversación y he sufrido un acceso de vergüenza retardada. Sólo puedo decir, que me alegro de que ya no sea mi cuñado ni mantengamos el contacto, porque el ¡ZASCA! que podría dedicarme sería de órdago. No necesitaría ni el teléfono para escucharlo desde Barcelona.

Cuando escribo estas líneas, hace un par de días que han asesinado a una política del PP de León por una venganza personal, y ya he oído a políticos acusados de corrupción, periodistas de abrevadero y tertulianos a sueldo, señalar que la causa última de este asesinato es el exceso de libertad de expresión de los ciudadanos en las redes sociales. Una denuncia de la que el ministro del interior ha tardado poco en hacerse eco, para dejar entrever que tratarán de poner coto a tanto libertinaje y desvarío en internet, donde igual un día insultan a la madre de alguien, que montan un escrache o denuncian un caso de prevaricación que de ningún modo tendría que haberse hecho público.

Dicho en corto: Uno no puede ir por ahí diciendo lo que piensa en Twitter o Facebook sin preocuparse de si ofende a la autoridad competente o a los sagrados símbolos nacionales, así que hay que poner límites. Es decir, censurar.

Dichas declaraciones, en un país con una democracia real y unos ciudadanos conscientes de sus derechos y libertades, no habría pasado de ser una simpática anécdota por parte de un ministro que habría dimitido cinco minutos después. La de risas que habría provocado:

—Mira, Olaf. Que dice el ministro Magnussen, que tenemos demasiada libertad de expresión y que eso no puede ser. Qué cachondo, el fulano.

—¿No me digas, Karl? ¿Y qué le ha contestado el presidente?

—Dicho, no sé. Pero creo que lo han mandado a regular el tráfico en Islas Feroe.

Y así.

Pero claro, this is Spanishtán. Aquí no solo ha anunciado la intención de limitar la libertad de expresión, sino que se ha quedado tan ancho. Y no me cabe duda de que lo llevará a cabo ante la pasividad general de los ciudadanos, que veremos recortado un derecho fundamental más y encogiéndonos de hombros cambiaremos de canal.

Y este ejemplo, es solo el último de una serie muy larga y muy desgraciada de impunidades en nuestro brillante camino hacia una democracia de pega al estilo de Egipto o Rusia. Aquí, una oligarquía de unos pocos miles de políticos profesionales, altos funcionarios, banqueros, empresarios y religiosos —creo que no me dejo a nadie— han cometido el crimen perfecto, secuestrando a cuarenta y cinco millones de ciudadanos sin que estos se enteren, y encima cobrando por ello.

No importan las leyes contra la libertad sexual de las mujeres, la libertad de reunión o de expresión. No importan las probadas acusaciones de corrupción, malversación e incompetencia manifiesta. No importa que mintieran a sabiendas en su programa electoral, y aún sigan haciéndolo con todo el descaro cada vez que les ponen un micrófono delante. No importa absolutamente nada de lo que hagan por muy vergonzoso y criminal que sea, pues han comprendido que no tendrá consecuencias. Ni judiciales ni electorales.

Aquellos que ostentan el poder a nivel nacional y autonómico han comprendido que seguirán ostentándolo, hagan lo que hagan y digan lo que digan. Las encuestas les han mostrado que sus acciones no tienen gran repercusión en la intención de voto, y como saben que cuantas más libertades recorten y más control ejerzan sobre los medios de comunicación, menos discusión habrá sobre el status quo, pues tiempo les está faltando para instalar la censura de forma oficial y completa. Aunque lo triste de verdad, es que ni siquiera les hace falta.

 

Así que, cuando dentro de unas semanas me mude de nuevo a California por una larga temporada, tendré mucho cuidado de rebatir a nadie que dude si España es un país libre con una verdadera democracia. Seguramente cambie de tema y le espete que nuestra selección es campeona del mundo y tenemos sol, jamón y tortilla de patatas.

Y además, un rey.

3 comentarios en “Y además, un rey.

  1. Entonces tendremos que acoger la verdera democracia de EE.UU donde no hay corrupción, ni lobies, ni presiones a la prensa, o la de Cuba o la de V enezuela o la de cualquier país de África o de la península arabica todo libertad. Tendremos que votar a Podemos o a IU o al BNG o a ERC para que nos lleven por el buen camino sin decirnos lo que tenemos que hacer, decir o pensar. Saludos

    • Yo no he dicho nada de eso. Simplemente abogo por la libertad de expresión en todas sus facetas, lo cual es el pilar fundamental de la libertad y la democracia, lamento haber dado a entender otra cosa.
      Saludos.

  2. Complicado el planteo en realidad,porque podríamos analizar tmb cuanta libertad de expresión hay en paises como el mio , Argentina , en el que se enfrentan por un lado monopolios que poseen radios ,canales de tv , diarios , opositores al gobierno y por el otro ,los medios propiedad de quienes gobiernan manipulados tmb a su antojo .
    Aunque suene desesperanzado creo que el hombre como ser político, ha fracasado en la mayoría de los casos, en el logro de implementar un sistema en el que realmente se respeten las diferencias individuales , las opiniones , las expresiones de libertad
    Los nombres ,» democracia «, » monarquia» ,»parlamento » son solo palabras , en la realidad ,es en muy pocos lugares en los que las minorías son respetadas, contenidas ,integradas .
    Y tambien he visto avasallar , atropellar ,ofender , agredir en nombre de la propia libertad y del derecho de expresarse .
    Aunque suene utópico, soñador, implasmable en la realidad concreta,tal vez lo que este fallando y ya no a nivel político ,sino filosófico ,sea la necesidad de que cada ser humano sepa defender su libertad de expresión, pero tambien asuma la responsabilidad de sus actos, la consecuencia de su accionar,que se haga cargo de lo que su expresión causa en el sentir del otro
    Creo yo ,tal vez es solo un divague , pero no sé porque lugar del mundo deambularia buscando justicia, y libertad reales

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